lunes, 14 de diciembre de 2015

CON EL AMOR NO BASTA

El amor, el afecto y la ternura, que brindan placer, éxtasis y enriquecen las relaciones, pueden fluctuar con el correr del tiempo. Aun cuando una pareja se prometiera una dedicación eterna en el periodo de enamoramiento, en la creencia de que el amor duraría siempre, el amor puede empezar a disminuir y la dedicación, a desvanecerse.

La pasión, por supuesto, une a la pareja y crea el clima de una relación duradera y estable. Además, el amor y el afecto pueden suavizar muchas tensiones que se producen en las parejas y pueden invalidar el natural egocentrismo que asoma periódicamente. No obstante, el amor sólo no es suficiente para proporcionar los lazos que unen una relación. Las otras cualidades básicas que consolidan el vínculo matrimonial y aseguran la durabilidad de una relación van surgiendo en forma paulatina y espontánea. Si no llegan a desarrollarse, las parejas deberán hacer un esfuerzo para incorporarlas en la relación.

Al principio, las parejas esperan navegar en un mar de euforia a través del matrimonio y creen que el compañero siempre será leal y abnegado. Les espera una serie de choques grandes y pequeños cuando descubren más tarde que las expectativas eran infundadas. Por ejemplo, las distintas sensibilidades, los cambios de humor y los diferentes ritmos en los encuentros amorosos pueden conducir a un ciclo de culpa y frustración.

Muchas parejas descubren que hay una infinidad de exigencias que requieren soluciones conjuntas, pero tienen poca experiencia para resolver problemas en común. El proceso de prestar atención a detalles pragmáticos puede conducir a problemas psicológicos. Por ejemplo, cuando toman decisiones, puede ser que uno adopte el rol dominante, y el otro, el sumiso. Quizás el dominante se queje de tener que asumir la responsabilidad por todo, mientras que el sumiso proteste por estar siempre en posición “supeditada” (sometido).

(Fragmento tomado del libro CON EL AMOR NO BASTA del Dr. Aaron T. Beck)